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Combustión espontánea


Qué es y porqué se produce la combustión espontánea en los humanos
Se usa el término combustión espontánea humana para describir los casos de incineración de personas vivas sin una fuente externa de ignición aparente.

Aunque existen multitud de hipótesis sobre la combustión espontánea, la posición mayoritaria es de escepticismo sobre la propia veracidad del hecho. Los defensores de la existencia de este fenómeno contabilizan alrededor de 200 casos documentados desde el siglo XVIII. Pero en la mayoría de los casos apenas hubo una investigación sobre las circunstancias que lo rodearon, y muchos de ellos se basan en testimonios de segunda o tercera mano y se carece de datos tan básicos como el nombre de la víctima o la fecha del incidente.

Todas las victimas de combustión humana espontánea, siempre han sido encontradas con una actitud natural, como si todo hubiera pasado de repente. Otro misterio de las combustiones humanas espontáneas es el extraño silencio de las personas que son atacadas por el fuego, que parecen incapaces de llamar ayuda o de ponerse a salvo y en los casos en que logran sobrevivir, quedan traumatizados de por vida, ante su terrible aventura.

Coincidencias mayoritarias
El mayor problema que aparece al estudiar las alegaciones de combustión espontánea es la falta de datos. En la mayoría de los casos no se cuenta con datos forenses o investigaciones detalladas y en muchos casos se carece de información tan básica como el nombre de la víctima o la fecha del suceso.
En los casos en los que se cuenta con descripciones detalladas y fiables, no se han encontrado pruebas de ningún tipo de combustible para que se manifieste este fenómeno, pues en este extraño caso de combustión es necesario evaluar los aspectos siguientes, en los cuales aparecen una serie de elementos comunes: 

a) El fuego suele estar localizado en el cuerpo de la víctima. Los muebles y electrodomésticos cercanos a la víctima suelen quedar intactos. Los alrededores de la víctima sufren poco o ningún daño.

b) La temperatura de combustión es lo suficiente fuerte para quemar los huesos, estamos hablando de temperaturas entre aproximadamente de unos 1.500 grados centígrados en menos de 1 minuto; estas temperaturas son utilizadas en metalurgia y siderurgia.

c) La velocidad de propagación de esta combustión es muy alta y esto no es muy común. Es necesario para entender esto que los crematorios en proceso de incineración de cadáveres duran horas y aun así los huesos tendrán que ser machacados para reducirlos.

d) La mayoría ocurren en apartamentos o habitaciones cerradas incluyendo las ventanas, o sea, hay muy poco oxígeno para alimentar esa combustión.

e) La Combustión Espontánea no consume elementos inorgánicos, es decir, objetos con predisposición a arder, como mobiliario, enseres etc…

f) La zona alrededor de la víctima y, a veces el resto de la habitación, se encuentra cubierta de un hollín grasiento.

g) El cuerpo de la víctima suele quedar mucho más quemado que en un incendio convencional. Las quemaduras, sin embargo, no se distribuyen uniformemente por todo el cuerpo. El torso suele quedar muy gravemente dañado, a veces reducido a cenizas, pero las extremidades de las víctimas a veces quedan intactas o poco dañadas. Esto significa que ese fuego llega a un punto determinado y luego se detiene. El caso es que aún nadie sabe por qué se detiene el proceso en ciertas partes del cuerpo.

h) El origen de la Combustión Espontánea es interior, al menos eso es lo que se cree. Este extraño fuego quema al cuerpo físico, pero no las ropas de la víctima ni sus zapatos.

i) La Combustión Espontánea también es llamada: Ignición Súbita, pero es también: Involuntaria, por lo tanto, las personas no son para nada conscientes de lo que les está sucediendo.

j) Por lo general, todos los casos ocurren en el interior de edificios.

k) Casi siempre las víctimas tienen algún problema de movilidad (invalidez, sobrepeso…) o se encuentran incapacitadas (consumo de alcohol, barbitúricos…). aunque también es importante señalar que la Combustión Espontánea se manifiesta en personas bajas en grasa. Parece que hay gente a la cual les interesa que ignoremos la verdadera realidad de este tema, como puede ser el caso de la ciencia.

l) En todos los escenarios hay alguna posible fuente externa de ignición.

m) Las víctimas son encontradas un largo tiempo después de ser vistas con vida por última vez (típicamente más de 6 horas).

n) Las víctimas de esta extraña combustión siempre están solas. Nunca hay testigos oculares del momento del suceso. Existen casos en que este fuego se apaga repentinamente cuando llegan testigos y tienden a ser adultos mayores o generalmente estas personas son de edad avanzada.
Las explicaciones racionales de estos sucesos se engloban en dos categorías básicas: Crímenes y efecto mecha.


Varias teorías. ¿Hecho paranormal?
Existen multitud de explicaciones de diversa índole que son rechazadas por la ciencia, bien por recurrir a elementos mágicos o por estar en contradicción con los conocimientos actuales. Estas engloban desde la intervención divina, ampliamente difundida en los siglos XVIII y XIX, el aumento de combustibilidad por consumo de alcohol, partículas exóticas, energías místicas, intervenciones de espíritus, etc.

En el siglo XIX se pensó a un castigo divino reservado a los alcohólicos, pero esto no daba una explicación sobre la velocidad de combustión y el absoluto respecto del ambiente circunstante. Además, algunos experimentos probaron que un sillón empapado en alcohol deja de quemar cuando el alcohol se termina.
Otra teoría sobre este fenómeno es que las víctimas se hubiesen incendiado de forma natural debido a un acercamiento a una fuente de calor como una chimenea, pero esto no explicaba la mitad de los casos en los cuales las víctimas se encontraban lejos de cualquier fuego.

Una teoría más interesante se basa en la comprobación que los casos de combustión humana espontánea aumentan cuando la curva geométrica de la tierra se encuentra en el punto máximo, esta curva varía considerablemente en relación a la actividad solar. Esto parecería indicar que las combustiones humanas espontáneas, son el resultado de una cadena de eventos complejos, de una interacción entre algunas condiciones astronómicas bien definidas y las condiciones físicas de un individuo.

Estas mismas condiciones podrían activar el fenómeno de las “bolas de fuego”, según muchos físicos, estas bolas pueden liberar una energía enorme, con producción de ondas-radio parecidas a las de un horno a microondas. Tomando en cuenta esta hipótesis, la combustión humana espontánea podrían darse debido a la presencia de una bola de fuego en proximidad del cuerpo o debido a la acción de un gigantesco campo de ondas radioactivas que formarían estos globos de fuego.

En la mayoría de las muertes, la explicación oficial se resumía en incendios involuntarios causados accidentalmente, por ejemplo, mediante cigarrillos no apagados correctamente. Que las víctimas fuesen todas de avanzada edad, por consiguiente, más sujetas a descuidos y menos capaces de reacción, parecería corroborar la teoría. Sin embargo, quemar un cuerpo de modo que se vea convertido en ceniza no es tan sencillo. Se necesitan los rigores del mismo infierno para que los huesos queden calcinados, temperaturas muy superiores a los mil grados centígrados. Por lo tanto, es imposible, que una colilla caída sobre un tejido pudiera convertirse en semejante deflagración.

Uno de los principales argumentos utilizados por los defensores de una causa paranormal de la combustión humana espontánea es que el cuerpo humano está compuesto principalmente por agua, sin embargo, en muchos casos de combustión espontánea, los cuerpos de las víctimas fueron reducidos a cenizas.
En estos casos donde este fuego se ha manifestado, los investigadores señalan que existe en la atmósfera una especie de vapor: con tonalidades amarillentas visibles. También hay casos en que un cuerpo está ardiendo en fuego y han sido vistas llamas azules. La Combustión Espontánea es una especie de acción exotérmica y atómica, se dice que es una reacción nuclear, pero a otros niveles.

Es como que si las personas atacadas por este fuego misterioso explotan desde adentro. Nuestro cuerpo tiene aproximadamente un 75% de agua al nacer y cerca del 65% en la edad adulta, esto significa que esta fuerza ígnea evapora en forma rapidísima todas las moléculas de agua.

 
Explicaciones científicas

Unos científicos dicen que es por el sebo de nuestro cuerpo, otros que puede ser porque nuestro cuerpo produce acetona, que también es inflamable. Pero hay que tener en cuenta que nuestro cuerpo tiene entre un sesenta y setenta y cinco por ciento de agua, sería como poner fuego en una piscina.
Según los científicos, una de las características de estos fenómenos, es la enorme intensidad de calor. En circunstancias normales el cuerpo humano se incendia con dificultad sobre todo cuando se trata de un cuerpo vivo y para reducirlo en ceniza se necesita un calor intenso para muchas horas, esto quemaría todo a su alrededor.

De acuerdo con el doctor Wilton M. Krogman, un antropólogo experto en medicina legal y profesor de medicina en la Universidad de Pennsylvania, se necesitan por lo menos 1650° Celsius para quemar un cuerpo humano. Los elementos típicos de una auto combustión son varios: la edad y el sexo de la víctima cuentan menos que su estado físico y fisiológico. En la mayoría de los casos la víctima es una persona sola, que conduce una vida sedentaria a veces con alguna enfermedad o depresión.

Todos estos factores pueden influir sobre el cuerpo hasta alterar el metabolismo y provocando un desequilibrio en los agentes productores de fósforo y un comportamiento anómalo de los mecanismos predispuestos a la regulación del calor corpóreo. Si además de estos factores, luego de algunos días de intensa actividad de manchas solares, una tempestad magnética hace aumentar considerablemente el campo magnético de la localidad donde vive la víctima, puede bastar una pequeña chispa para empezar una hoguera humana. Algunos de estos factores no se corresponden con la realidad, al no corresponder exactamente con cada víctima.

En investigaciones realizadas en Cambridge sobre el fenómeno, tratándolo de explicar, el Profesor biólogo Bryan J.Ford, tiene sus propias conclusiones:
La gente simplemente arde, dice Ford. Ellos pueden estar tranquilamente sentados en el sillón o acostados en el diván y de golpe se convierten en pasto de las llamas. Del cuerpo salen llamas azules como si fuera el fuego de un soplete y poco después se convierte en cenizas. Por lo general, solo las piernas quedan intactas. Las cosas cercanas, como ser una pila de periódicos sobre el brazo del sillón o las pantuflas tampoco sufren deterioro alguno. A lo largo de los siglos la auto combustión humana suscita numerosas discusiones, muchos la consideran un mito. Pero realmente existe y ahora suponemos que podemos explicar la causa de su procedencia.

Ford utiliza cerdos en sus experimentos, porque el código genético de estos animales es el más parecido al humano. Por esto son los más apropiados para comprobar sus hipótesis. Cree haber identificado una sustancia, que, según él, puede ser la solución al enigma. Aunque, como bien dice este doctor, muchas veces se pasa por alto, que el cuerpo humano produce una sustancia volátil: La acetona. Es la misma sustancia que se usa como quita esmalte de uñas.

Según el profesor, todas las células vivas producen acetona dentro de unos límites. En determinadas condiciones puede acumularse en el organismo humano. La acumulación excesiva se conoce como cetosis y se produce en los casos de alcoholismo, de alimentación incorrecta y también si la persona sufre de diabetes. O sea que, si se está enfermo, el nivel de acetona puede aumentar. Una chispa de lo más pequeña, puede reaccionar con la acetona, ya que es muy inflamable.

El científico dijo: durante una semana pusimos en remojo en etanol un trozo de peritoneo del cerdo. Incluso envuelto en gasa impregnada en alcohol, aunque sabía que no iba a arder. Por lo general, nuestros tejidos no contienen etanol, pero en nuestro cuerpo hay un componente muy inflamable, cuya concentración puede elevarse considerablemente. Los lípidos triglicéridos se disgregan en el organismo y forman ácidos grasos y glicerina.

Los ácidos grasos pueden ser utilizados como fuentes alternativas de energía en el proceso de oxidación, que conduce a la acumulación de las moléculas metabólicas. Éstas mantienen el ciclo de Krebs productor de energía dentro de las mitocondrias en las células de nuestro cuerpo. También este hombre estaba seguro que todo esto, combinado con la energía estática, más las fibras sintéticas de los tejidos, pueden ser altas fuentes de ignición.

Teoría de fuego por descarga estática
Hay explicaciones pseudo científicas como el fuego por descarga estática. Esta teoría afirma que, bajo ciertas circunstancias, la electricidad estática sube hasta niveles tan peligrosos en el cuerpo humano que una descarga en forma de chispa puede prender las ropas.
Un shock eléctrico estático perceptible creado al realizar ciertas actividades mide típicamente 3.000 voltios. La carga eléctrica puede subir a niveles muchos más altos dependiendo de otras condiciones tales como la humedad. Caminar por una alfombra puede crear una diferencia potencial de 1.500 a 35.000 voltios. El 70% de estos sucesos ocurren en un clima frío y seco, que favorece la carga de electricidad estática.

El fenómeno de enormes cargas estáticas en cuerpos humanos fue advertido por primera vez por el profesor Robin Beach del Instituto Politécnico de Brooklyn quien creía que alguna persona podía llegar a acumular la suficiente carga estática como para prender materiales inflamables al contacto con su cuerpo. Aunque propuso esto como una posible causa para los casos de combustión espontánea, Beach no creía que hubiera una relación con la presunta combustión espontánea genuina, puesto que ninguna forma conocida de descarga electrostática podría hacer que los tejidos de cuerpo humano ardiesen. Aunque sí creía que una descarga estática lo suficientemente fuerte, podría provocar la ignición de polvo o pelusa en la ropa.

John E. Heymer pone en su libro The Entrancing Flame dos ejemplos de supervivientes de descargas estáticas potencialmente fatales, ambos con testimonios oculares. Los testimonios aparecen como declaraciones escritas y firmadas, omitiendo algunos detalles para preservar la intimidad de los testigos. Dichos casos son:

Debbie Clark, quien en septiembre de 1985 observó que ráfagas de luz azul emanaban ocasionalmente de su cuerpo.
Susan Motteshead, quien en el invierno de 1980 sufrió un incendio espontáneo de sus ropas, según el testimonio de su hija.
Heymer sugirió que, en estas personas con desequilibrios emocionales, un proceso psicosomático puede disparar una reacción en cadena liberando hidrógeno y oxígeno dentro del cuerpo, detonando una reacción en cadena de explosiones mitocondriales. Las teorías de Heymer han encontrado muy poco apoyo.
Unificando todo lo anterior en una sola teoría, el profesor hizo un experimento, esta vez con acetona, para probar que tenía razón. Con una loncha de panceta, hizo un muñeco, vestido con ropas en miniatura, lo impregnó con acetona.

Puso un decorado de cartón tras el monigote. Esto se hizo así porque en los casos de combustión humana espontánea el cuerpo arde, pero no sucede así con el mobiliario de la casa ni con la casa.
Prendieron fuego al muñeco impregnado y la acetona hizo que la ropa ardiera totalmente y según su teoría, la grasa y la acetona se combinaron para que, en media hora el muñeco quedase reducido a cenizas. Por supuesto, el muñeco sólo estaba hecho con una simple tira de bacón, sin hueso, por lo que tampoco se puede dar por válida esta teoría ya que los huesos no se queman tan fácil. 
Encima tuvo que apagar el fuego porque de no hacerlo, saldría ardiendo el cartón. Por otra parte, el profesor usó una alta concentración de acetona, lo cual es incompatible con la vida o lo que es lo mismo, no se llega a alcanzar en una persona por muy enferma que esté. Por otra parte, el caso de uno de los supervivientes, Frank, era un hombre sano, el cual no reunía los requisitos que exponen en sus estudios los científicos, para ser candidato a víctima de este fenómeno, por lo cual esta teoría de nuevo se ve rebatida.

El ingeniero, investigador de lo paranormal y director de una organización llamada Parascience International, Larry E. Arnold, se interesó en el tema de la auto combustión y dedicó una gran parte de su tiempo a la controversia de la combustión espontánea y publicó un libro en 1995 sobre el tema, titulado Ablaze (En llamas).

En su teoría, especula con la existencia de una partícula subatómica aún desconocida a la que se refiere como pyroton, que sería emitida en los rayos cósmicos. Normalmente esta partícula pasaría a través del cuerpo sin interactuar con él, como un neutrino, pero ocasionalmente, al colisionar con un núcleo celular podría desatar una reacción en cadena que destruye el cuerpo por completo. Las reacciones frente a su teoría son casi unánimemente negativas. Este investigador fue invitado por las autoridades del Condado de Sequoyah en Oklahoma, para esclarecer unos incendios misteriosos. Tras entrevistar a varios testigos entre ellos al mismo Sheriff e incluso al jefe de bomberos, el cual pudo comprobar que no hubo fuente externa de ignición, por lo cual, el misterio era latente.

Joe Nickell, escéptico e investigador de lo paranormal, no da mucha importancia a este fenómeno, sin embargo Arnold discrepa,en cuanto a que le parece un fenómeno digno de estudio. En un caso de incendio normal los órganos internos y el esqueleto quedarían intactos, por lo que se podrían identificar a las víctimas. Según la ciencia esto se le llama “efecto mecha” y no tiene nada de espontáneo. Pero Arnold demostró lo contrario.


La teoria científica del efecto mecha
A pesar del nombre de “espontánea”, lo cierto es que nunca ha habido testigos presenciales del momento de la ignición y en todos los casos con suficiente información transcurrieron varias horas desde que la víctima fue vista por última vez y el descubrimiento del cadáver. El efecto mecha fue propuesto por D. J. Gee en 1965 como explicación de la muerte de una mujer.

El efecto mecha, o efecto vela, se produce cuando la ropa de la víctima se prende con alguna fuente de ignición externa. Si se dan las condiciones adecuadas, este primer fuego quema la piel y empieza a derretir la grasa corporal. Esta grasa es absorbida por la ropa, que actúa como la mecha de una vela, alimentando el fuego de forma constante durante horas. La grasa humana arde a 215 °Celsius aunque, si está embebida en una mecha puede arder a una temperatura menor. Ese tipo de temperatura es mucho menor que la utilizada en hornos crematorios, en estos la temperatura está optimizada para incinerar un cuerpo en poco tiempo, y temperaturas menores pueden conseguir el mismo efecto si actúan durante bastante tiempo (eso dicen los científicos, aunque el efecto mecha no tiene base cierta).

J. D. De Haan del Instituto Criminalista de California, un experto forense en incendios y autoridad sobre el efecto mecha, ha estudiado, explicado y reproducido el efecto con éxito y divulgado sus experimentos en documentales para la BBC y el canal National Geographic. Realizó para la BBC un experimento con un cerdo, llegando a arder durante más de siete horas y reduciéndose a cenizas. La simulación tenía todas las características de la combustión humana espontánea: fuego altamente localizado, cuerpo severamente quemado, y objetos circundantes no quemados. Pero se ha puesto en duda la validez de esta prueba.

Pruebas que invalidan el efecto “mecha”.
El efecto Mecha a sido utilizado para explicar los fenómenos de combustión espontánea, pero este experimento realizado por expertos en el tema demuestra que está errado.

a) Se simuló una “vela humana” envolviendo un hueso de cerdo con carne y grasa frescas. La grasa de cerdo debía amplificar el efecto.

b) El hueso se envolvió con tejido y se dejó caer un cigarrillo encendido. Solo chamuscó el tejido, y fue necesario aplicarle una llama para que ardiese.

c) Una vez que ardió hasta convertirse en cenizas, las llamas se apagaron sin que se encendiese la grasa. Así arde un cuerpo humano en circunstancias normales.

d) Para lograr que continuase quemando, fue necesario aplicar una llama para eliminar el agua y permitir que se iniciase la combustión.

e) Para conseguir esta carbonización se emplearon 50 minutos más. La combustión había cesado y el hueso ennegrecido sobresalía por cada extremo.

f) Se eliminó la grasa empleando un cepillo metálico. Debajo de esta capa, el hueso no parecía quemado.

En una habitación especial de la Universidad de Harrisburg, Arnold, realizó un experimento para explicar, que es erróneo lo que la ciencia difunde como “efecto mecha”. Según el “efecto mecha” la grasa que contiene el cuerpo humano, aviva la ignición.
Este investigador hizo su experimento con un trozo de cerdo, con su fragmento de hueso, envuelto en tela. Prendió el paño con una cerilla. Se necesitan como mínimo 1000 grados centígrados para reducir un cuerpo a cenizas. Midió la temperatura en intervalos regulares.
Tras quince minutos, la tela chamuscada y como mucho llegar a 370 grados centígrados, ni la carne se quemó y aún menos se calcinó. O sea que con esto probó que esa información o explicación era totalmente inútil y falsa. Al menos estos hechos en los cuales la víctima quedaba totalmente calcinada, sin que el mobiliario estuviera afectado, no tenían explicación con “el efecto mecha”.

En los casos de combustión espontánea el cuerpo queda calcinado, reducido a cenizas, salvo algunos casos en los que queda un trozo entero de miembro, pero jamás se quema el mobiliario. En un incendio normal, provocado o sin provocar, del cuerpo quedarían los huesos quemados (en mala comparación costillitas a la parrilla) cosa que no sucede en el caso de la combustión del que sólo queda polvo, o sea cenizas.

En las incineraciones, en una funeraria, la incineradora, para poder incinerar al cadáver debe de estar a entre 760 y 1150 grados Celsius, y debe durar al menos dos horas como mínimo y hasta cinco horas para la incineración.
Todo lo que queda después de que la cremación concluye son fragmentos secos de hueso (en su mayor parte fosfatos de calcio y minerales secundarios).
Estos representan aproximadamente el 3,5 % del peso del cuerpo original total (2,5% en niños, aunque hay variaciones debidas a la consistencia del cuerpo).
Debido a que los tamaños de los fragmentos de hueso secos están estrechamente conectados a la masa esquelética, su tamaño varía de persona a persona. El cráneo de la persona conserva su forma y parte de su densidad.
Aún así no se reduce todo a cenizas como he citado antes, sino que el cadáver es pasado por una trituradora de huesos, de donde se recoge y se pasa al jarrón o urna. Es por ello que aún persiste ese misterio.


Casos de combustión espontánea
Existen varias decenas de casos documentados, nada menos que desde el siglo XVI. Los casos de auto combustión humana se suelen producir en el mundo casi cada 3 o 4 años. El interés popular por la combustión espontánea humana decayó durante el siglo XIX y la primera parte del XX, sin embargo, el siglo XX es fértil en tales casos.

Han habido casos de personas supervivientes a estos misterios, pero lo curioso es que en su vida se les ha repetido dos y tres veces con la suerte de, aún, poder contarlo, pero con el miedo de volver a ser víctimas de nuevo de este hecho y no ha sido por mala salud, la cual produciría acetona en cantidades tóxicas en el cuerpo ni por exceso de sebo, ya que una de estas personas que lo pudo contar por su constitución física y salud no reunía los requisitos para la combustión humana como fue el caso de Frank Baker. Mencionemos unos cuantos:

a) En 1725 y va asociado al nombre de Nicole Millet. ¿Crimen encubierto? No es extraño que un criminal intente quemar a su víctima con la intención de encubrir el asesinato y eliminar pruebas. En un principio, se le imputó al marido la responsabilidad del suceso. Al parecer, la policía sospechó inmediatamente de él al saber que mantenía una relación amorosa con una criada. Además, parte del cuerpo se encontró en la cocina, donde parte del suelo también había sido quemado. Sin embargo, la audaz defensa se basó en una hipótesis acaso no tan fantasiosa: la mujer había ardido delante suyo, convirtiéndose en pira humana sin motivo conocido. Las pruebas se basaban en un detalle asaz curioso:

Ni la silla donde se encontraba ni el suelo en derredor mostraban signos de que se hubiese producido un incendio, según narró años después Jonás Dupont, quien recogió el caso en su libro “De Incendiis Corporis Humani Spontaneis” (1763). Durante el juicio, un joven cirujano llamado Nicholas le Cat convenció al jurado de que la muerte de la mujer era un caso de combustión humana espontánea. El acusado, su marido, fué declarado inocente y el jurado dictaminó que la mujer había muerto por la visita de Dios. Con esta obra, Dupont puso el dedo sobre la llaga, mejor dicho, sobre la ceniza, popularizando un fenómeno tan raro que, al principio, por fuerza, tenía que confundirse con una especie de fuego divino y castigo sobrenatural.

b) El caso de combustión espontánea más conocido (se hizo famoso al haberlo citado el novelista Charles Dickens en el prefacio de su novela Bleak House, en castellano, Casa desolada). Ocurrió el 4 de abril de 1731, a la Condesa de Cesena, Cornelia Zangari di Bandi, Italia, cerca de Verona. Según parece, la condesa había estado bien todo el día, pero durante la cena se encontraba embotada y con pesadez. La doncella la acompañó a su habitación. La condesa se acostó y se quedó dormida después de conversar varias horas con su doncella. Al día siguiente, al no levantarse a la hora habitual, la sirvienta fue a despertarla y presenció una escena horripilante.

La habitación estaba cubierta de hollín y el suelo de un extraño líquido amarillo y grasiento que hedía de forma poco usual. La cama se hallaba intacta salvo por las sábanas revueltas, indicando que la condesa se había levantado. A un metro y medio de la cama había un montón de cenizas, dos piernas intactas con medias, entre las que yacían el cerebro, la mitad de la parte trasera del cráneo, el mentón y tres dedos ennegrecidos. Todo el resto eran cenizas que si se tocaban dejaban en la mano una humedad grasienta y hedionda. En el suelo se encontró una lámpara de aceite cubierta de cenizas, pero sin aceite. El caso se cerró al no tener explicación.
c) 2 de Julio de 1951, en St. Petersburg, Florida, Mary Hardy Reeser, viuda de 67 años con problemas de sobrepeso, fué encontrada carbonizada. La última vez que se la vio con vida fue el 1 de julio de 1951, cuando su hijo y su casera estuvieron con ella por la tarde.

Ese día, a las 5 de la madrugada, la casera se despertó por un olor a quemado pero, pensando que se trataba de una bomba de agua que se había recalentado, la apagó y volvió a la cama.
Por la mañana, recibió un telegrama dirigido a la señora Reeser. Cuando fue a entregárselo, notó que el picaporte estaba caliente, por lo que, alarmada, fue a pedir ayuda. Al entrar en la casa, junto con dos pintores a los que pidió ayuda comprobó que los 75 kg de la víctima quedaban apenas el cráneo miniaturizado, un par de vértebras y sólo su pie izquierdo era identificable, lo demás, cenizas.

Asimismo, las paredes estaban como barnizadas por una especie de sustancia aceitosa y grasienta. Todo el apartamento mostraba daños por calor por encima de los 1,2 m de altura. Su hijo declaró que, cuando la dejó, se encontraba fumando un cigarrillo y se había tomado dos cápsulas de un barbitúrico llamado Seconal. El informe de la policía concluyó que Mary Reeser se había quedado dormida con un cigarro encendido, que éste prendió su bata y el cuerpo se consumió por la combustión de sus tejidos grasos. La teoría del cigarrillo es muy improbable, ya que habría ardido toda la casa, por otra parte, la mayoría de víctimas, aparte de quedar carbonizadas, sueltan un líquido viscoso.

d) 7 de abril de 1958, en un carguero frente a la costa de Irlanda, un marinero descubrió al timonel convertido en un pequeño montón de cenizas negruzcas, bajo un cielo azul, por lo que no pudo ser considerada la posibilidad de caída de un rayo. 

e) Holanda, cerca de Nijmegen; un comerciante llamado Guillermo Diez Bruick se encuentra quemado más allá de toda posibilidad de identificación en su Volkswagen, con un tanque de combustible intacta.

f) En el este de Francia, un Comisionado de Policía investigó un asunto extraño, la desaparición de una mujer de cincuenta años. Los vecinos la vieron llegar a casa una noche. Al poco tiempo el poderoso olor a quemado que emanaba de su apartamento, atrae la atención de los estos mismos vecinos. Llamaron a los bomberos, que llegaron a la mañana siguiente y descubrieron en el comedor un montoncito de cenizas y algunos huesos carbonizados, mientras que todo estaba cerrado y nada indica cualquier elemento que pudiera haber desencadenado una dicha combustión.

g) Irlanda. En su propia casa fue encontrado un hombre calcinado sentado en un sillón junto a la estufa. Los médicos determinaron que la causa de la combustión no fue el fuego de la estufa. Las huellas de la ignición fueron encontradas debajo y sobre el cuerpo de la víctima, todos los demás objetos quedaron intactos.

h) En 1964, Helen Cornway, otra anciana de un pueblo de Pennsylvania, se unió a la lista.

i) En 1966, el doctor John Bentley, de 92 años de edad, cirujano retirado. El 4 de diciembre de 1966 unos amigos estuvieron de visita en su casa y se fueron alrededor de las 9 de la noche. A la mañana siguiente, un empleado de la compañía eléctrica fue a revisar el contador del Dr. Bentley, dado que Bentely tenía problemas de movilidad y sólo podía andar con su andador, tenía permiso de éste para entrar en el sótano siempre que fuera necesario. Cuando bajó al sótano, notó un extraño olor y un hollín azulado, por lo que subió al piso a investigar. El dormitorio estaba lleno de humo, y en el cuarto de baño encontró los restos de John Bentley.

Lo único que quedaba de él era un montón de cenizas y su pié derecho. Cerca de los restos estaba su andador, con los mangos de plástico todavía intactos. Al parecer, el Dr. Bentley era un fumador empedernido y bastante descuidado de pipa. En su armario se encontró ropa con quemaduras de tabaco. Lo sorprendente también en este caso es que el incendio apenas hubiese afectado al resto del cuarto, circunscribiéndose a un contorno preciso y delimitado.

j) El señor Léon Éveil, encontrado carbonizado en su coche el 17 de junio del 1971 en Arcis-sur-Aube en Francia, el calor producido hizo fundir el parabrisas del auto: normalmente un coche en llamas puede llegar a los 700° C, mientras para fundir el vidrio la temperatura necesaria no tiene que ser inferior a los 1100 ° C.

k) Otro episodio más, sucedió en Gales, en 1980. La víctima se llamaba Henry Thomas, de 72 años. Se encontraron los dos pies y trozos del cráneo. Por desgracia han habido más víctimas mortales de este fenómeno, aunque también han habido superviviente :

l) 1974, en Georgia, Estados Unidos, Jack Angel era un vendedor que gozaba de buena salud, hoy está tullido y confinado en su hogar todo ello a causa de un incidente pintoresco que le sucedió cuando se encontraba en Savannah en un viaje de negocios en 1974.Unos recientes informes forenses demuestran que las víctimas de la CHE habían inhalado grandes cantidades de humo, sugiriendo que sólo se producía en personas vivas. Afortunadamente, las víctimas parecían adormecerse al iniciarse la combustión.


El caso de Jack Angel parece ser una prueba de ello. Mientras dormía la siesta en su caravana, Angel despertó cuatro días más tarde y de improviso, a causa de un dolor taladrante mientras su cuerpo estallaba en llamas. Cuando el médico David Fern llegó al lugar de los hechos para auxiliar a aquel hombre tan horriblemente abrasado, encontró que Angel tenía un agujero en el pecho, vértebras fundidas y el brazo tan achicharrado que le resultó imposible salvarlo. Fue necesario amputarle el antebrazo derecho.

Según Fern, dado que el pijama, las sabanas de la cama y los objetos, de la caravana habían quedado intactos, la única explicación de las lesiones de Angel por combustión espontánea consistía en una inexplicable reacción molecular que, literalmente, hace que la gente se vea envuelta en llamas. Lo extraño fué que no sintió ningún dolor hasta varias horas después de haber recuperado del todo la conciencia. Angel no pudo recordar como se hizo las lesiones, incluso bajo regresión hipnótica.

m) 1986.Crown Point, Nueva York.George Mott,un ex bombero de 58 años, estaba viendo un episodio de The Twilight Zone (La Dimensión Desconocida) con un amigo y le dijo: “A mi nunca me pasan estas cosas tan raras, me gustaría que me pasase alguna vez “ .

George vio cumplido su deseo. Cuando su hijo fue a visitarle a su hogar un par de días más tarde, se encontró con las ventanas ennegrecidas y el pomo de la puerta caliente. Murió en el dormitorio de su casa. Cuando su hijo entró en el interior de dicho dormitorio, se encontró con su padre reducido a cenizas en su cama, completamente consumida por las llamas, junto con el colchón.
Todo lo que quedaba era una pierna, una costilla, partes del pecho y su cráneo eran los únicos restos que quedaban del bombero, aunque, inexplicablemente, estaban “encogidos” a un tamaño impresionante. Todo lo demás en la habitación estaba intacto.

Los que le conocían sabían que George era bebedor, tenía problemas pulmonares que le hacían necesitar un tanque de oxígeno, aunque pese a eso, era fumador activo.Lo curioso es que el tanque de oxígeno no estaba en la habitación, ni siquiera en uso, en el momento de su muerte. Un paquete de cerillas se encontró junto a al tanque, pero ninguna utilizada.

n) Frank Baker, residente en Vermont. En junio de 1995, estaba junto a un amigo, ambos preparándose para ir a pescar juntos, estaban en una grata velada, cuando de repente, Frank comenzó a arder espontáneamente. Aclaro que este hombre era de complexión delgada, o sea que la explicación de la grasa…en este caso es poco verosímil.

Su amigo Peter Willey lo auxilió y lo llevó al médico, el cual, anonadado pudo decir, que aquello se había prendido desde dentro hacia afuera y que nunca había visto algo parecido. Cuando sucedió este caso, Frank no se encontraba cerca de ninguna llama o centro de ignición, ni fumando, ni luces, ni microondas, las únicas fuentes de calor que habían era los rayos solares que entraban por la ventana.

Pero esta mala experiencia no fue la única. Se volvió a repetir de nuevo mientras estaban ambos amigos de pesca en una barca, comenzando a arder por los brazos y de nuevo, con ayuda de su amigo, consiguió apagar las llamas. Este hombre está traumatizado por los hechos vividos y está seguro de que volverá a suceder.

ñ) Elizabeth Clark, que se levantó de su cama un buen día con quemaduras horrorosas, esta persona no tenía para nada conocimiento de lo que le había sucedido, el caso es que la característica de este caso es la misma de la Combustión Espontánea.

Conclusión
Según varias fuentes, nuestro cuerpo es una bomba de relojería, compuesta por varios minerales, entre ellos el fósforo (que arde), la acetona en personas enfermas (según los científicos), el azufre, inflamable, es componente de tres aminoácidos que se ocupan de formar proteínas, así como de la tiamina reconocida, como vitamina B1 y que solemos encontrar en alimentos como cebollas, ajos, coles, etc…

También emitimos gas metano, bastante fácil de inflamar y varias sustancias, inflamables, pero también es verdad, que estamos en un porcentaje bastante grande, compuestos de agua. Las grasas son como el aceite, al calentarlas se inflaman y todo ser humano, sea más delgado o más gordo, posee grasa. Aparte que estos casos se han dado en personas delgadas. Por mucho que en nuestro cuerpo se reúnan tantas sustancias inflamables, no quiere decir que todos vamos a salir ardiendo o que somos firmes candidatos.

Pienso también, que la sustancia pegajosa que se encuentran en todas estas personas, las cuales han muerto de esta manera, tiene en si un gran misterio. El misterio está, en que cuando un ser vivo es incinerado en una incineradora y quedan trozos de huesos que luego se han de triturar, quedando un polvo color crema sin líquido alguno, ya que todo lo ha secado y consumido el horno crematorio. Sin embargo, en la ignición espontánea, quedan cenizas o polvo negro propiamente dicho. Lo más curioso, es que en estas cenizas suele haber, como ya se ha comentado antes, un líquido viscoso, que bien pudieran ser fluidos corporales, fluidos gástricos o el contenido metabolizado del estómago que la víctima hubiera digerido en ese momento; esto podría explicar la consistencia y el olor fétido, aunque, por otra parte, no lo creo viable.


Tenemos que tener en cuenta también, que el fuego se propaga con el oxígeno y que estas personas en su mayoría tenían las ventanas cerradas y en el caso de personas en las que estos hechos sucedieron en barcos o coches, lo extraño es que ni los coches ni el barco, se incendiaron por completo, habiendo como había, oxígeno de sobra, así que las teorías científicas de algunos “profesores y doctores” que creen saberlo todo, dando explicaciones bobas, sobre todo las que dicen de que la persona era alcohólica, fumadora etc, que casualidad, los libres de pecado limpia conciencias siempre inventan la misma trola para hacérselas tragar a quiénes, por no saber demasiado de medicina, física etc…les quieren vender el cuento, pero muchas de esas teorías no tienen base y quedan obsoletas.

También hay gente, que al no explicarse el fenómeno, les suelen echar el mochuelo a los extraterrestres que siempre cargan con el muerto cuando hay un misterio.
Lo que hay que hacer, en vez de divagar por caminos errados y engañar a la gente con teorías imbéciles, es investigar más a fondo y en condiciones, para así poder llegar a comprender el hecho y a la par, poder salvar más vidas, sean humanas o animales,que por lo visto también se han dado casos. El doctor Arnold parece estar cerca de la verdad, esperemos que no le desvíen de la verdad y se pueda resolver de una vez por todas el fenómeno.