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Rosalía Lombardo


Rosalía Lombardo, la momia perfecta.
Rosalía Lombardo es, tal vez, la momia mejor conservada de la historia. Se encuentra en las catacumbas capuchinas de Palermo, Italia. Le llaman, y no sin razón “La Bella Durmiente de las catacumbas”.
Tal como lo mencionan en National Geographic, Rosalía era una niña siciliana de dos años que murió de neumonía en 1920. Es considerada por los expertos como una de las momias mejor conservadas. La fórmula que consiguió este efecto es un misterio, pero se ha descubierto recientemente que el taxidermisa y embalsamador que se encargó del trabajo, Alfredo Salafia, inyectó en el cuerpo una mezcla de formalina, sales de zinc, alcohol, ácido salicílico y glicerina. Aparentemente las sales de zinc son lo que han mantenido el cuerpo tan bien preservado. De hecho, se encuentra literalmente petrificado.

La técnica, de momificación utilizadas por el doctor Salafia fueron redescubiertas en un libro de memorias manuscritas en las que se describe que se realizó, sustituyendo la sangre de la niña con un líquido a base de formol para matar las bacterias, el alcohol para secar el cuerpo, la glicerina para evitar el secado excesivo, el ácido salicílico para matar los hongos, y el ingrediente más importante, sales de zinc para dar a la rigidez . La fórmula es, una parte de glicerina, una parte de formalina saturada de sulfato de zinc y cloruro de ambos, y una parte de una solución saturada de alcohol con ácido salicílico.
Cuando vi la imagen de la momia me causó incredulidad, después asombro, y después quizás un poco de miedo, pensé que no era posible que fuera real esta pequeña momia. Después de investigar un poco supe que pertenecía a los restos de una pequeña niña italiana de nombre Rosalía Lombardo, quién murió a la edad de dos años debido a una de las más grandes epidemias del siglo XX, “la gripe española”.

Se dice que su padre, un general siciliano de nombre Mario Lombardo no se resignaba a la idea de no volver a verla nunca más, fue por eso que decidió contactar al célebre embalsamador Alfredo Salafia, el cual se esmeró tanto que obtuvo resultados asombrosos, al grado tal que parece como si la pequeña solo estuviera durmiendo y es por lo mismo que también se le conoce como” la bella durmiente”.
Se cuenta que a pesar de que hacía muchos años no se recibían restos en las Catacumbas de Palermo, se tiene vasi la certeza, que hablaron, no se sabe si fue el padre de la pequeña o Salafia, con los padres capuchinos para que les permitiesen colocar los restos de la niña y desde 1920 hasta la actualidad, se encuentra ahí con las mismas características de entonces.


Al contemplarla, parece que está viva y lo único que ha cambiado es quizá un ligero oscurecimiento en su piel, el cual se puede ver por medio de la tapa de cristal de su pequeño sarcófago. Comentan que su tiempo Salafia se hizo muy famoso por lograr estos resultados de embalsamamiento pero que nunca quiso decir la fórmula que le inyectó al cuerpo de la pequeña y trece años después se llevó el secreto a la tumba.
Fue a hasta que en un proyecto financiado por National Geographic Society de Expediciones del Consejo, el doctor Dario Piombino Mascali”, del Instituto de Momias y el Hombre de Hielo en Bolzano, descubrió la fórmula secreta que conserva el cuerpo de Rosalía. Para ello se rastreó a los parientes vivos de Alfredo Salafia, se localizaron algunos de sus manuscritos en los que contenían los productos químicos que se inyectó en el cuerpo de Rosalía formalina, sales de zinc, alcohol, ácido salicílico y glicerina. Hay que reseñar que la mayoría de estos elementos se utilizan hoy día, el zinc es el único que no se emplea por la dificultad de su manejo, sin embargo éste es el que se cree le dio rigidez al cuerpo de la pequeña.


En la actualidad, el cuerpo embalsamado todavía continúa presente en las Catacumbas de los Capuchinos. Concretamente, éste reposa en un ataúd de madera con cubierta de vidrio, asentado encima de un pedestal de mármol. Dado que la momia puede ser visitada, al igual que el resto de la cripta, ésta constituye uno de los mayores atractivos turísticos de la región.
Aunque sólo permanece visible la cabeza, un reciente estudio con rayos X (ver video de arriba) demostró que el resto del cuerpo, incluidos los órganos, se encuentran en muy buen estado de conservación y con un grado de deterioro muy leve.
Otros factores clave que intervinieron en la perfecta conservación del cuerpo de Rosalía fueron el clima particularmente seco de las catacumbas y la aplicación de parafina disuelta en éter en el rostro de la niña, lo que favorecería la perfecta conservación del mismo a lo largo del tiempo.