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Fantasmas y espectros


Actualmente los fantasmas están de moda, de pura moda blanca o transparente, según narran las leyendas. A mí los fantasmas, mejor dicho, sus historias  siempre me han fascinado y lo he pasado francamente bien en su compañía. Si tuviera que recomendarle a alguien lecturas protagonizadas por fantasmas no lo dudaría ni un instante en adentrale en los relatos de M.R. James, los cuentos de fantasmas de la gran Edith Wharton y la obra maestra de Thomas Hardy, El Brazo Marchito.
No sé si por tanto leer historias de fantasmas, o sencillamente porque éstos existen y son realidad mensurable, lo cierto es que yo sí he visto fantasmas y he tenido algún trato con ellos, aunque esta es otra historia que quizá algún día cuente en estas mismas páginas. Sólo adelantaré que el fantasma me observaba irónico mientras yo dormía, y acodado en el quicio de la puerta, como esperando a que pasara un tiempo baldío, contemplaba mi sueño con sosiego y una cierta envidia.

Los fantasmas no tienen nacionalidad, pero sí me atrevería a decir que la tienen los que fabulan con más acierto sobre ellos. Y esa nacionalidad es la británica. Los mejores narradores de la vida y milagros de los fantasmas en occidente son los ingleses, o para ampliar más la geografía, los anglosajones, y a las pruebas me remito, añadiendo a los autores mencionados los nombres de Henry James, Hartley, Ralph Adams, Lovecraft, Sheridan Le Fanu, etc...


Las diferencias entre fantasmas y espectros comienzan cuando el testimonio del observador empieza a introducir detalles determinantes que caracterizan la supuesta materialización de la identidad desconocida. El espectro se formaría lentamente, partiendo de un foco origen hasta estructurarse como una forma humanoide. En todo momento, el espectro muestra conciencia, inteligencia e intención a la hora de comunicarse con el testigo. Con el que logra entablar diálogo. Los espectros suelen aparecer en las sesiones mediumnísticas, aunque se les conoce como desencarnados. En el castillo de Windsor, el espectro del cazador Herne y el de sus sabuesos parece formar parte de la leyenda de la Familia Real británica. Además de monarcas, héroes y mitos religiosos también se han encontrado frente a frente con espectros.
 

La Bíblia relata como Saúl invocó el espíritu del difunto Samuel. En muchos casos, los espectros aparecen justo en el momento antes que antecede a la muerte de una persona y se dejan ver por ellas. Por norma, son difuntos, familiares, etc...que vienen a aliviar el trauma del tránsito. La actual paraciencia estima, como en el caso del famoso Raymond Moody, que estas visiones son creadas por el propio testigo como una forma de autodefensa psíquica, un auto apoyo y una luz a la esperanza.

Fantasma, a diferencia de espectro nos hablaría de una identidad inconsciente que aparece espontánea y totalmente formada, que al margen de la presencia del testigo realiza una pequeña incursión por el "mundo real", con un fin al que no podemos acceder porque en ningún momento hace otra cosa que dejarse ver. En el condado inglés de Wilt existe una antigua mansión llamada Little Lecote. Famosa porque sus propietarios, cuidadores e investigadores de lo anómalo afirmaban haber presenciado la aparición fantasmal de una mujer con ropas humildes, correr con un niño en brazos en un intento desesperado de encontrar la salida del recinto. Y es que en 1575, William Darrell, dueño de la hacienda mandó quemar a su hijo recién nacido en la chimenea de la casa y una de las sirvientas intentó evitar la tragedia, que terminó consumándose. ¿Puede ser una explicación a lo visto?. Quizás.


En la búsqueda incesante de respuestas que nos hagan comprender los Enigmas de la Humanidad, se utilizan herramientas de la ciencia moderna para iluminar los límites de la experiencia humana y convencer. ¿Cuán en serio se debe tomar el mundo de las ciencias sobrenaturales? ¿Cuánto hay de superstición? Y ¿cuánto de engaño? ¿Se aprovechan los oportunistas de los inocentes? Reconstrucciones dramáticas son combinadas con expertas entrevistas y testimonios personales para explorar los fenómenos que desafían a lo racional.
Como introducción vamos a escuchar unas historias de fantasmas, narradas por Iker Jiménez, el cual nos define brevemente que es un fantasma, introduciéndonos en esta temática con los siguientes relatos:

Tres historias.
Estas historias que  aquí describimos, son : la posada fantasma, el castillo de Manuela y  Rayán, la casa del terror.  Para ahondar en estos laberínticos misterios podíes picar en el siguiente enlace,  y de esa manera no os las perderéis:   Ir a escuchar.

La posada fantasma.
En un pub de Londres los parroquianos aseguran encontrarse cara a cara con el misterio. Hemos viajado hasta allí y nos hemos encontrado con muchas sorpresas.
En  las entrañas de la ciudad londinense se alza uno de los edificios más misteriosos del Reino Unido, cerca de Hyde Park Corner, se llama The Grenedier Inn,. Cuarto Milenio ha acudido a este enclave encantado, morada de un inquietante espíritu, una antigua cantina de oficiales del ejercito con más de dos siglos.
A uno de ellos, Siddrik le pillaron haciendo trampas a las cartas y murió accidentalmente durante la pelea, ahora su fantasma se dedica a asustar con su presencia. sus experiencia personal y la diferencia entre los que vuelven y no se van; los fantasmas, las impregnaciones y los fantasmas vivos, siendo  el primer caso de fantasmogénesis registrado de la historia.
 
El castillo de Manuela.
Treinta años después del encuentro de un equipo de la Cadena Ser con el fantasma del castillo de Riba de Santiuste, volvemos allí con los protagonistas para recordar con ellos su experiencia.
Pero el castillo de la Riba de Santiuste no es famoso por estar situado en esa zona, sino por los misteriosos sucesos paranormales que vienen ocurriendo desde hace tiempo. Algunas personas han vivida en sus propias carnes hechos no explicables con el uso lógico de la razón, y que habitualmente se han denominado súper naturales.
Se han observado luces inexplicables, en un castillo que está abandonado, o alaridos que salen de las distintas partes de su estructura. Pero lo más destacado es la figura de una mujer, un fantasma con una túnica blanca que deambula por las almenas y se puede ver tanto de día como de noche. Esa silueta femenina, según dice la tradición,  es Manuela, una noble musulmana que encontró la muerte en ese determinado lugar durante un asedio. Todo podría ser cierto o tal vez tratarse de historias ideadas y creadas por “Nueva Acropolis", a quien fue cedido su uso temporal por su propietario hasta su fallecimiento.


El origen de la historia, Riba de Santiuste
Es en el reinado de Alfonso VI, aproximadamente 1085 cuando se quiso tomar la taifa de Toledo,  cuando esta fortaleza comienza a tomar gran importancia. Más tarde fue cruelmente castigado por las guerras civiles entre Castilla y Aragón y conquistado por el monarca navarro Juan II, en 1451  para poner orden en toda la campiña que rodeaba a Sigüenza.
La independencia de los pueblos llevó a que la población de la Riba de Santiuste fuera mermando, y más cuando se debía pagar un impuesto anual al obispo de Sigüenza. Ello levantó la ira de los vecinos que ya solo veían su magnífico castillo más como una carga que una reliquia arquitectónica. Fue reconstruido en el siglo XV y vuelto a destruir parcialmente en el siglo XIX (1811).

Lo que rodea la leyenda del castillo embrujado
Un calificativo que ha definido parte de esta historia es la “subida de los muertos”. Hay varias hipótesis para este significado: unos dicen que era en esa ladera donde se hallaban distintos enterramientos rupestres; otros comentan que en esa zona se produjeron varios enfrentamientos armados y de la gran mortandad es de donde procede ese nombre; y por último se rumorea que ese recorrido hasta la cima es el que hacía la procesión funeraria que terminaba en el patio trasero del castillo, convertido en el cementerio del pueblo hace años.
Existen muchas inscripciones antiguas situadas en el patio trasero, donde se pueden distinguir claramente una espada invertida con un damero, una especie de barco, una uve invertida, una rueda dentada, un ying yang… Quizás éstas sin ninguna significación oculta al estar realizados en piedra nueva y ser más o menos recientes, seguramente de una reconstrucción de los años 70.


Contacto con los medios
Todos estos fenómenos se han visto reflejados y han sido explicados en el programa de radio dedicado al misterio, “Milenio Tres” que dirigía por aquel entonces Iker Jiménez, realizado en directo desde el castillo en 2005. La transmisión del mismo rezaba el siguiente título: “Misterio del castillo encantado, 25 años después”.
Pero no ha sido el único medio que ha dado cabida a este castillo, aparte de numerosos artículos en la prensa provincial e incluso nacional. Al mismo Iker Jiménez pudimos volver a verle en el programa de Cuatro llamado “Cuarto milenio”, dedicado a los fenómenos extraños y que se emitió el 15 de octubre de 2006 con un título muy relacionado: “El castillo de Manuela”.
Como en la mayoría de estos temas, es simple cuestión de fe o de ser más escéptico en este terreno. Atravesar esas puertas puede significar abrir algo más que la verja y dejar paso al más allá, o únicamente adentrarse en un castillo “encantado”. Pero siempre el misterio ha rodeado al castillo de la Riba de Santiuste, y cierto es que existe un aire característico que impregna tus huesos a medida que vas avanzando hasta él.

Rayán: la casa del terror.
En ciertas aldeas asturianas todavía se habla de un suceso que aterrorizó a una familia de Rayan. Hemos hablado con alguno de sus descendientes y su relato es aún capaz de estremecer.
Nos encontramos a principios del siglo XX, en una España muy diferente a la que hoy en día conocemos, y concretamente acudimos a un pequeño y bonito pueblo asturiano, enclavado en la sierra del Aramo, a cuatrocientos metros de altura. Rayán estaba ocupado en la época por unos cincuenta vecinos, vinculados a las explotaciones mineras y a las labores del campo. Eran tiempos difíciles para sobrevivir. En este contexto se comienzan a suceder extraños hechos en la casa de los Bayón, en lo que puede considerarse uno de los más violentos poltergeist jamás conocidos en España.

Aún hoy en día los descendientes de la familia recuerdan con terror aquellos momentos que marcaron la vida de sus antepasados. En el pueblo se conocen a los fenómenos con el nombre de "el miedo de Rayán".Los Bayón eran una pareja, Eusebio y Concepción, que solo pensaba en trabajar para sacar adelante a sus trece hijos. Una noche, después de una de otras tantas agotadoras jornadas de trabajo, los lloros del último de los niños despertaron a la madre. Cuando se acerco a la habitación vería algo que le helaría la sangre en las venas. La cuna se movía, como movida por una mano invisible. Después de esto, noche si, noche no, la cuna se movía. Eusebio, el padre del niño, decidió contar el fenómeno al resto del pueblo. Un vecino se presto a pasar la noche en la casa.


Cuando la cuna se movió la agarró con fuerza, pero ésta lo zarandeó por toda la estancia. A partir de ese día se comenzaron a vivir otros fenómenos: golpes, pisadas en la escalera, ruidos de arrastrar cadenas, gemidos...El terror cobraba forma en los Bayón a pesar de la compañía de los vecinos. Comprobaron que los acontecimientos se daban entre la una y las cinco de la madrugada. En aquel entonces no se hablaba de parapsicología ni nada de esto, se hablaba de maldiciones, muertos...Las Fuerzas de Seguridad tomaron cartas en el asunto. Agentes de la Guardia Civil se acercaron a la casa. Infinidad de noches hicieron guardia dentro de la misma. Se convirtieron en privilegiados testigos de los sucesos que allí se daban. Hasta allí empezaron a peregrinas brujos, curanderos, exorcistas, todos con la intención de "curar" la casa. Una noche Concepción oyó que una voz la llamaba, decidió ir ella sola. Al terminar la conversación con el ente quedó inconsciente.
La conversación que mantuvieron nunca la quiso desvelar. Solo dijo que debían ir a Camplongo, pueblo castellano, a encargar unas misas y poner unas velas y que no podría contar nada de la conversación pues de lo contrario volverían los fenómenos a producirse. Concepción cumplió su promesa y los hechos dejaron de producirse. Moriría con 103 años y con un secreto que se llevó a la tumba. ¿Que habló con esa extraña voz?. Sin embargo, la sola presencia de Juan, el último de los hijos de Concepción, desencadenaba fenómenos paranormales. Parece que "algo" le persiguió a él durante el resto de su vida.

El Palacio de Linares.
Hace más de quince años de la supuesta presencia de fantasmas en el edificio madrileño del palacio de Linares. Hoy quedan aún muchas incógnitas que Cuarto Milenio intenta despejar.  
La leyenda y las voces fantasmales encuentran en el palacio de Linares un escenario de excepción que viene acompañado de una turbulenta historia de amores incestuosos atribuida a los personajes que la habitaron. El paso del tiempo ha convertido lo que otrora fuera una de las más ricas y esplendores casas de Madrid en un lugar tétrico donde los bronces y mármoles, maderas nobles y espejos, adornados con bellos artesonados y frescos, van evidenciando cada vez más el deterioro y la suciedad. Los años han convertido el palacio en uno de los lugares más propicios para asomarse al abismo de lo oculto, de lo inexplicable, de lo paranormal.

El primer marqués de Linares, José de Murga, adquirió en 1872 diversos solares que eran propiedad del Ayuntamiento de Madrid para construir sobre una superficie total de tres mil sesenta y cuatro metros cuadrados lo que más tarde sería conocido como el palacio de Linares. El primer plano del edificio data de 1872, pero hasta el 1900 no se inaugura; es entonces cuando cobra mayor intensidad la triste leyenda de sus primeros moradores.
La turbulenta leyenda de un amor imposible que acompaña desde siempre a los primeros habitantes que hace un siglo residieron entre los muros del palacio, se une a la sorprendente serie de sucesos inexplicables que un grupo de investigadores aseguró haber vivido en el interior del palacio.
Las voces fantasmagóricas comenzaron a escucharse mientras un grupo de estudiosos buceaban en la historia de los antiguos propietarios del palacio, sobre los que desde antiguo había recaído la sombra de un pasado incestuoso.

Según cuenta la leyenda maldita que tiene su origen entre la aristocracia madrileña del siglo pasado, el marqués José de Murga y Reolid Michelena y Gómez, nacido en Madrid, el 13 de febrero de 1833, se había casado sin saberlo con su propia hermana, Raimunda Osorio y Ortega. Raimunda era la hija de una cigarrera hacia la que había sentido una especial atracción el padre del Marqués, un riquísimo financiero de la época que amasó una inmensa fortuna en Cuba.

El padre del Marqués, un hombre de talante liberal, había inculcado a su hijo un sentido práctico de la vida. Al parecer, el rechazo que el acaudalado industrial, Mateo de Murga Michelena, sentía por las bodas de conveniencia tantas veces celebradas para mantener y engrandecer las grandes fortunas de la época, propició que el joven José de Murga conociera a la que sería su esposa en un ambiente poco cercano a los más propios de su condición social. Así fue como el que fuera primer marqués de Linares entablaría relaciones (según la leyenda popular) con Raimunda, la hija de una cigarrera que trabajaba en la fábrica de Tabacos de Madrid.
Cuando el padre del protagonista de esta turbulenta historia supo de las relaciones sentimentales que su hijo mantenía con la mujer que era fruto de los tempestuosos amores que mantuvo hacia 1830 con la cigarrera, envió repentinamente a su heredero a estudiar a Londres con el objeto de que el joven Murga olvidara aquel amor que sin saberlo se encarnaba en la persona de su propia hermana.
Al cabo de un tiempo, José de Murga regresó de Londres y llevó a cabo su firme propósito de contraer matrimonio con su enamorada Raimunda. Ya había fallecido su padre y el matrimonio se celebró (dice la leyenda) sin que los cónyuges supieran su relación de parentesco, aunque algunos investigadores aseguran que ambos conocían el secreto que el padre del Marqués al morir se llevó consigo a su tumba, según mantienen otros estudiosos.


Sea como fuere, la historia popular sitúa al primer Marques de Linares y primer vizconde de Llantero (títulos que le concede el rey Amadeo de Saboya el 11 de febrero de 1873, por los actos benéficos que había ejercido) felizmente casado frente a su escritorio cuando tuvo conocimiento de la estremecedora verdad relacionada a su unión matrimonial. Se dice que José de Murga, además de noble, senador del Reino por la provincia de Segovia y poseedor de una inmensa fortuna heredada de su padre y hermanos, encontró una carta que su padre en vida no llegó a enviarle en la que relataba la incestuosa relación de consanguinidad con su esposa.

Tras conocer con estupefacción su escandalosa situación, los cónyuges a los que supuestamente el papa León XIII les concedió una bula de casticonnubi, permitiéndoles así convivir bajo el mismo techo en castidad, vivieron con amargura hasta el final de sus días. Hay quienes aseguran que el Marqués al conocer la noticia se suicidó, que sus restos reposan en el jardín del palacio y que desde entonces su espectro fantasmal deambula por las galerías del lúgrube caserón. También la historia popular habla de emparedamientos y desapariciones misteriosas.

La leyenda dio comienzo cuando el 21 de octubre de 1872, el primer marqués de Linares, a la edad de 39 años (una edad muy madura para su tiempo), contrajo matrimonio con Raimunda Osorio y Ortega. Treinta años después, los esposos, que declararon en su testamento no tener hijos ni probabilidad de tenerlos en lo sucesivo, fallecen. Con la desaparición del Marqués, que sobrevive seis meses a su esposa, se abre un auténtico misterio en torno al destino de la incalculable herencia que había dejado.

Es entonces cuando nace una leyenda más, la de una hija no deseada y, que en sus días, pudo escucharse las voces de ultratumba de los Marqueses, vagando como almas en pena en búsqueda de su hija. Unos lamentos que pueden dar pie a creer que algo muy desagradable tuvo lugar entre los muros de la suntuosa vivienda.
En el interior del palacio de Linares se grabaron numerosas psicofonías. Entre otras se puede escuchar la palabra Ricardo y las frases: Yo tuve una hija, mi hija Raimunda, nunca oí decir mamá. Esta grabación encuentra sentido si hacemos caso de aquello que nos dice la leyenda.
Una vez casados los marqueses de Linares, supieron que eran hermanos naturales; pero ya era tarde. Anteriormente, y fruto del amor que se profesaban, concibieron una niña, a la que la ilustre familia decidió apartar de su entorno para salvaguardar el buen nombre de la casa.

Entonces, la madre de la pequeña, Raimunda Osorio (según esta nueva versión) aceptaría llena de amargura que su propia hija fuera llevada a un hospicio de Madrid y que sus vidas se separaran para siempre, aunque parecer ser que no fue así. Raimunda haría traer en cuantas ocasiones pudiera y con el mayor sigilo posible a su hija, a la que se puso el nombre supuesto de María Rosales. Fue durante una de las visitas secretas cuando la Marquesa hizo señalar a fuego en un hombro de su pequeña las iniciales ML (Marquesado de Linares) y en su espalda el escudo de la casa para que, con el correr de los tiempos, la niña, una vez hecha mujer, pudiera demostrar su parentesco y beneficiarse así de la herencia de una familia que no la quería.
Mama, mamá, yo no tengo mamá, constituye la desgarradora psicofonía en la que María Rosales recriminaría a su propia madre la actitud de ésta al permitir la dramática separación impuesta por la familia. Una familia que en otra psicofonía parece exigir la desaparición de la pequeña: fuera, fuera,no, no, aquí no.

Esta horripilante versión la dió a conocer un anciano que reside en Valladolid, de nombre Isabelino Sánchez Rosales, que asegura ser el hijo de María Rosales y de un cartero de la provincia castellana que se quedó huérfano a una temprana edad. Según diversos documentos consultados, cuando doña Raimunda Osorio fallece, se comienza a realizar el oportuno inventario de los bienes del palacio, pero antes de que finalice muere el Marqués y a su muerte se abre un nuevo testamento ológrafo, realizado el 31 de diciembre de 1901.
En este último testamento el marqués José de Murga nombra como albaceas, entre otras personas, a su ahijada Raimunda Avecilla y Aguado, de quien hasta el momento sólo se sabe que era una mujer soltera y sin profesión, sin una clara vinculación a los Marqueses y cuyo nombramiento testamentario vierte más dudas y misterio aún en torno a la saga de los Linares.

Sobre los descendientes de Raimunda Avecilla y Aguado recae la confirmación de una muerte violenta. Esta mujer, se casó con Felipe Padierna de Villapadierna y Erice y de este matrimonio nacieron José María y María del Carmen que fue asesinada en el interior del palacio de Linares durante la Guerra Civil. Todo ello hace pensar que la inmensa fortuna del primer marqués de Linares no fue a parar a obras benéficas (como en un principio parece que iba a ser destinada), ni siquiera a la niña marcada que un hombre de Valladolid asegura que existió y de la que afirma ser su hijo, sino a una extraña mujer que curiosamente llevaba por nombre el de la propia esposa del marqués de Linares, Raimunda.

La mansión de los marqueses, arquitectónicamente un producto típico de la Regencia de María Cristina en el que intervienen innumerables artistas en su decoración, fue una residencia apenas visitada por los burgueses y aristócratas de la época. Es sabido que los marqueses de Linares, José de Murga y Reolid y Raimunda Osorio y Ortega, hicieron una recatada vida social, quizá para enfrentarse así, con una asumida indiferencia, a aquellos que censuraban su incestuosa relación o quizá simple y llanamente porque la concesión real del título de marquesado a un nuevo rico no fuera bien vista por los aristócratas de su tiempo, pero este último dato no parece corresponderse con la realidad.


La familia Murga, originaria del pueblo de Llantero, un pequeño lugar con Ayuntamiento en el Valle de Ayala de la provincia de Álava, había establecido desde antiguo lazos con la aristocracia. Dicha familia tiene probada nobleza y está entroncada por diferentes matrimonios con las casas marquesales de Villar del Águila, Urquijo y con los condes de San Carlos. La vida aislada que mantienen los primeros marqueses de Linares en Madrid parece pues obedecer a la existencia de un episodio oscuro que les impidiera relacionarse habitualmente con otros miembros de la nobleza de su tiempo.
Una vez construido el suntuoso edificio, los madrileños de principios de siglo creían ya entonces en el fantasma del palacio. Cuentan que habitaba en la capilla, una lujosa habitación decorada con mosaicos y vidrieras con imágenes de los apóstoles que se encontraba en la planta noble del edificio.

Durante veintitrés años el palacio ha permanecido abandonado, incluso se llegó a especular con su desaparición. La existencia de una leyenda maldita ha hecho que la propiedad pasara por diversas manos sin que ninguno de sus nuevos dueños la mantuvieran por un largo espacio de tiempo ni mucho menos la habitaran. Después de la Guerra Civil el palacio de Linares fue alquilado a la Compañía Transmediterránea y en la década de los sesenta fue vendido a la Confederación de Cajas de Ahorros. Por entonces se rumoreó que se iba a derruir y en su lugar se erigiría una torre para albergar oficinas. Sin embargo, el palacio ha llegado a nuestros días tal y como lo dejaron los primeros marqueses de Linares a su muerte.

Otros propietarios de la impresionante mansión han sido la empresa Teseo, S.A., el empresario Emiliano Revilla y por último, el Ayuntamiento de Madrid, que decidió destinar el palacio para la creación de la Casa de América. El maleficio que parece recaer sobre todos y cada uno de los inquilinos de la noble residencia, tuvo en el industrial soriano Emiliano Revilla su más claro exponente y es por todos conocido, su secuestro se produjo al poco tiempo de haber adquirido el inmueble.